Hace cuatro años, María Dorado se dio cuenta, casi por casualidad, de la posibilidad de crear su propio proyecto empresarial, que nada tenía que ver con la tecnología y la tramitación de ayudas forestales. “Me di cuenta, tras colaborar con un proyecto del Ayuntamiento de Conil, en el que se intentaba localizar variedades vegetales locales”, cuenta.

Potenciar la agricultura ecológica

“Mi función principal es asesorar a los agricultores en esta variedad de agricultura, diferente a la convencional”. Formación y asesoramiento necesario en un intento por cambiar el chip de los agricultores, para que comprendan las ventajas y beneficios que tiene este tipo de agricultura.

Compost casero

Otro de los proyectos en los que María trabaja es en la generación de “compostaje doméstico”, una apuesta que fomenta, entre los vecinos y gente de la zona, la creación de su propio compost casero. De esta forma, se reduce la producción de basura y se extrae abono orgánico para cultivos, directamente del reciclaje de la propia basura.

Las personas, el gran reto

El principal reto es cambiar la mentalidad de las personas, aunque el futuro a medio plazo de este negocio es positivo. Cada día hay más concienciación, mayor apuesta por lo ecológico, lo natural, “somos lo que comemos”, apostilla María, “y este pensamiento es fundamental para conseguir, con  la colaboración de todos, un paso más en la recuperación de residuos”.